Y como no hay en mí fin ni mudanza,
nada fue antes que yo, sino lo eterno…
renunciad para siempre a la esperanza

martes, 16 de agosto de 2011

VIRTUDES TEOLOGALES. LA CARIDAD

-Hugo.¿Ya desayunaste?
-No -responde con timidez
-Ten estos tres panes. Habíamos comprado seis pero solo nos comimos tres.
-¡Gracias! -la mujer benefactora entra en la iglesia con el semblante mas que alegre; es Domingo, hay predicación, ella se siente plena ha sido generosa. Los observo de lejos recargado en el carro, que no tendría porque estar estacionado ahí según lo que marca el "manual de uso de vehículos utilitarios"-dicho sea de paso-, y veo una sonrisa de jubilo dibujada en el rostro de la bienhechora y la devuelvo con sorna.

A travez del cristal opaco con el que invariablemente quiero ver las cosas descubro:

-Hugo.¿Ya desayunaste? -La mujer a la que buenamente hemos llamado benefactora resulta no serlo tanto desde el primer contacto que tiene con el tal Hugo y es que si la intención de la mujer era obsequiarle los panes ¿Porqué había de interesarse en saber si habia desayunado o no? Solo por ver que tanta hambre aplacaría con su acto.


Él, fiel a su papel de muerto-de-hambre e independientemente de si lo había hecho o no responde lo único que debía responder, y lo que la dama quería oir "No". 

Y es que al responder la posible verdad -si señora, ya desayune-. se arriesga a no recibir nada ni de ella y tal vez tampoco de otras personas cercanas a ella a quién sin duda ella dirá -Le traía unos panes a Hugo y él, bien orgulloso no los quiso - por lo cual Hugo no puede permitirse caer de la gracia de los feligreses del templo.

También observamos que; lo que recibe el lava-coches (había olvidado mencionarles su oficio) son solo las sobras y así se lo dice con toda claridad: ...Habíamos comprado seis pero solo nos comimos tres. Humilde y mentiroso, Hugo da las gracias por los panes. Despues de todo ¿Qué mas podía hacer? Así se manifiestan las virtudes. 

Y tú te atreves a preguntarme que hago visitando la Iglesia los Domingos.