Y como no hay en mí fin ni mudanza,
nada fue antes que yo, sino lo eterno…
renunciad para siempre a la esperanza

miércoles, 22 de febrero de 2012

APOLOGÍA DE LA DESOBEDIENCIA


                                                                                Todo individuo está dispuesto a cometer 
las peores atrocidades si la autoridad 
que le ordena parece legitima.
Stanley Milgram.

La cadena de eventos que nos llevan al orden social está formada por un sinnúmero de atroces aberraciones contra el individuo mismo, sin embargo para lograr la paz parece que es necesario vencer nuestras propias inclinaciones al "mal". Cito a Freud en el contexto de la formación de sociedades:

"Podemos decir a la sociedad que lo que ellos llaman su moral cuesta más sacrificios de lo que vale y que sus procedimientos carecen tanto de valor como de prudencia"

Así como los miembros de una comunidad religiosa deben ser afines entre sí  tanto en su creencia como en la forma en que llevan a cabo sus ritos, también el individuo socialmente adaptado debe ser capaz de cumplir con ciertos aspectos del orden colectivo aunque en un sentido más amplio, es decir, debe ser trabajador, responsable, educado, cordial, y demás cualidades que caracterizan a los seres ejemplares de la sociedad.

Existen algunos manuales de urbanidad que marcan la pauta de las actitudes que deben ser observadas pero estos manuales no son leyes, por lo tanto pueden o no ser seguidos y esto no demerita el valor social de un individuo. Como lo mencioné anteriormente su calidad social se basa en el cumplimiento de valores de carácter humano: responsable, educado, cordial, etc. la mayoría de estos valores están íntimamente ligados a un fundamental aspecto de formación que nos es inculcado desde muy pequeños; La obediencia.

Partamos del supuesto de que la obediencia es buena y por consiguiente la desobediencia mala. Por convicción, formación y salud mental es necesario que el hombre tienda al querer el bien de la misma manera que tiende buscar la felicidad, sin embargo todo parece indicar que alcanzar el bien esta condicionado al cumplimiento de las normas impuestas, como ya antes lo dijimos, por la reglamentación moral y/o ética; esto es; obedecer las normas. Pero existe un dejo de tristeza cada vez que llevamos a cabo el cumplimiento de reglas que no queremos cumplir, por satisfacción personal, laboral o cualquier otro motivo (o pretexto). Sin embargo un buen empleado cumple cabalmente con las órdenes de sus superiores, un buen hijo obedece a sus padres o a sus maestros; pero ¿A costa de qué? ¿Vale la pena el sacrificio?

Vayamos a un ejemplo de obediencia extrema: La milicia;

Un soldado recibe la orden de disparar a matar contra un niño que ha cruzado la frontera permitida y hace caso omiso de los avisos de retirarse del lugar. El soldado dispara, lo cual es políticamente correcto su partimos del supuesto antes mencionado, pero queda la intriga moral, en este caso incluso jurídica, de, si debía disparar o no. No es cosas sencilla, sé que la respuesta de la mayoría sería "yo no habría disparado" pero la realidad es que cedes ante la presión, la mayoría cede (invito a conocer el estudio de Stanley Milgram). 

Desobedecer, en cambio, supone anteponer el juicio personal al orden social, razón por la cual resulta políticamente incorrecto pero la mayoría de las veces loable. Si el mismo soldado decidiera no disparar correría el riesgo de ser juzgado por desacato pero no sería un asesino (no en ese momento). Supone también una lucha interna que debe remontarse hasta los orígenes de la formación infantil en la que la constante es obedecer so pena de castigo. La religiosidad también impone castigo por desobediencia y prueba de ello tenemos el más conocido: Adán y Eva y el pecado de la desobediencia.

Desobedecer también implica el uso de la razón, ya que al hacerlo se está poniendo en duda la legitimidad de una autoridad, y dudar implica el principio cartesiano de la duda metódica Dubito ergo cogito, cogito ergo sum. Cuestionar la autoridad o la legitimidad de una autoridad habla de la salud social de una Nación menciona Martín Moreno en su libro México ante Dios.

Cuestionar es la piedra angular de la formación de criterio, este último, a su vez, es indispensable para la toma de decisiones muchas de las cuales implican desobedecer.

No se trata solo de desobedecer por rebeldía o por el simple hecho de poder hacerlo, es desobedecer concienzudamente, por criterio, por decisión. Cúmplanse pues los caprichos de la decisión y asúmanse las consecuencias de haber tomado estas últimas.

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