Y como no hay en mí fin ni mudanza,
nada fue antes que yo, sino lo eterno…
renunciad para siempre a la esperanza

lunes, 30 de mayo de 2011

ANGEL DE MI GUARDA


Un sentimiento ambiguo de desconfianza y admiración me llena cuando me encuentro a gente virtuosa, me parecen increíblemente desagradables los buenos, los puros, los fieles, los honrados, pero por encima de todos ellos, aborrezco a los humildes, sin embargo admiro su capacidad casi inagotable de hipocresía, la cual considero, es la única característica que nos une a todos, más allá del dolor y el sufrimiento, somos correligionarios de ese modus vivendi que los virtuosos llaman doble moral. La razón que me lleva al argumento anterior es la necesidad de aceptación a las sociedad o a sus diversos grupos (familias, amigos, escuelas, trabajo), obtienes un mayor estatus social mientras más allegado estas a los valores que rigen a estos grupos, pero dichos valores son indefinibles y por lo mismo difícilmente identificables, tanto en los grupos como en los individuos, esto es debido a que el instinto de supervivencia es plenamente inconsciente y opera tanto en nuestro cuerpo como en nuestra forma de vida, así involuntariamente un hombre retirara la mano del fuego al sentir que este le quema, del mismo modo nuestra mente elaborara un escudo protector al ver nuestro estatus en peligro, un ejemplo lo tenemos en este diálogo:
-¿Me serías infiel alguna vez?
-Jamás, Te amo.
Es la fidelidad de pareja, por lo menos en los países judeo-cristianos la norma base de las familias pero esta fidelidad está basada en la posesión de un solo cuerpo como ciertamente menciona la monogamia o es quebrantada cuando uno de los dos siente interés en una tercera persona ¿Si esta segunda relación amorosa no termina en sexo la persona puede seguir respondiendo que es fiel? Si el contacto no es físico ni intelectual-emocional sino visual ¿Sigue siendo fiel? Y si el “desliz” fue físico-sexual y nada sentimental ¿Sigue siendo fiel? Así pues ¿En que se basa la fidelidad de pareja?
a)    En no desear
b)    En no ver
c)    En no tener a otra persona
d)    en todas las anteriores
Sugiramos entonces como sugiere la gente de virtud que la respuesta correcta es:
d)    “todas las anteriores”
Habría que considerar, no preguntar porque de antemano sabemos la respuesta que dará un enamorado a su amada futura esposa, pero este amado tendría para su consciencia que dilapidar los deseos o las miradas que dedica a otras mujeres, Aunque, repito, sabemos que no lo dirá ya que esto pondría en riesgo su estatus y su futura familia, por lo cual defenderá la veracidad de su argumento, ya sea racionalmente o bien reaccionará ofendido. Aun así y pese a tener pleno conocimiento de sus “fechorías” el interfecto elaborará tan realizados argumentos que terminará creyendo que lo que dice es cierto, siendo estos tan falso como su supuesta fidelidad.
La necesidad de ocultar la verdad nos lleva finalmente a perder la noción de esta y a su continua e infructuosa búsqueda, buscamos la verdad en las cosas que percibimos y estas llevan ya de por sí una fuerte carga de hipocresía, es por ello que nos permitimos elaborar juicios al respecto del comportamiento  de determinada persona exclusivamente por lo observado, cabe hacer mención de que en las vidas recordadas y/o recordables por su alto valor filosófico-científico-literario es su obra y pensamiento lo que trasciende y no si fue casado o no, si fue fiel o no, los datos biográficos hacen curiosidades únicamente, si bien fueron circunstancias que motivaron su obra, no son estás el motivo de estudio, sabemos que Nietzsche padecía fuertes dolores de cabeza pero no son sus dolores de cabeza los que estudiamos, sino su pensamiento y obra. Si en el estudio de lo pasado obramos de esa manera ¿Porque no se juzga de la misma manera a la gente del presente? Me parece también que la respuesta nos la de el mismo Nietzsche “¿Cuánta verdad estas dispuesto a soportar? A mí me parece que ninguna, por lo cual loada sea la hipocresía, ésta si podemos soportarla.

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